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Hola, me considero una buscadora, de realidades, de respuestas, del mas allá...
Desde muy niña he sentido q la vida no tendría sentido si sólo se tratara de vivir ésta vida y al morir no quedara nada de nosotros...
He visto señales en el cielo y en la tierra...
Siempre fue muy difícil para mí tocar éstos temas con las personas q me rodeaban, pues ellos no lo compartían.
Me olvidé un tiempo de ésta necesidad de respuestas, pero hace unos años se me despertó de nuevo, sentí la necesidad de buscar nuevamente pero con mas ansias q antes, ésta vez sentí sed...
Comencé mi peregrinaje a través del joreim, reiki, conferencias, libros, material a través de internet, etc...
Aún estoy en la búsqueda... Mi meta es unir mi personalidad con mi alma y así vivir a través de las cualidades del alma. Gracias por recibirme, mucha luz y amor para todos.

Éste pretende ser un lugar de encuentro para compartir experiencias y unir nuestras Esencias Divinas, para conseguir la entera expansión de Nuestros Seres.

lunes, 27 de junio de 2011

Convertirse en Dios

PORQUE TE AMO TAN PROFUNDAMENTE?

 

La única manera de conocer y convertirse en Dios es vivir y abrazar

la vida plenamente, experimentar todas las situaciones, sentir todas

las emociones, realizar cada acto, sea sublime o miserable, para que

tu alma posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí.

 

Nunca sabes lo que sufre el rey hasta que eres un rey. Y el rey nunca

conoce la humildad de su sirviente hasta que se convierte en un

sirviente. Y la mujer piadosa no conoce la miseria de la concubina

hasta que se convierte en ella. Y la concubina no conoce el juicio de

la mujer casta hasta que lo es. Por eso, el camino hacia una vida

virtuosa lo abarca todo. Incluye cada personaje, cada situación

ilusoria creada dentro de la conciencia del hombre. Por eso, las

entidades más nobles y más sabias han vivido cada situación creada

por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el

sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el

conquistador y el conquistado, el padre y el hijo. Ves, sólo condenas

en los demás lo que no puedes aceptar en ti mismo.

 

Porque lo que tú eres, también lo soy yo. Todo lo que eres en el

espectro de tu ser, yo soy, pues yo soy el espectro desde el cual

contemplas y creas tus ilusiones. El Yo Soy que yo soy, es amor que

trasciende la expresión común aquí, ya que no tiene condiciones ni

obligaciones. Yo te amo simplemente por lo que eres, porque quien tú

eres, cualquiera que sea tu expresión, es el Padre que yo amo tan

profundamente.

 

Ahora, deseo hablarte sobre lo que tú percibes como tus equívocos y

fracasos.

 

Al crear el hombre la noción de lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo

imperfecto, también ha creado las trampas llamadas culpabilidad y

remordimiento que han hecho siempre tan difícil progresar en la vida.

Pero yo te digo: cualquier cosa que hayas hecho a través de la virtud

de tus muchas vidas en este plano nunca ha sido mala, ni tampoco

buena. Ha sido simplemente una experiencia de la vida que te ha

ayudado a llegar a ser quien eres ahora, y eso es, en verdad, la cosa

más preciosa y maravillosa. Porque tú eres en este ahora, lo más

grandioso que has sido nunca desde que empezaste este camino

extraordinario, ya que tu sabiduría es mayor de lo que nunca ha sido.

 

Todo lo que tú has hecho, yo también lo hice. Y cada uno de tus

errores, yo cometí los mismos. Y todo aquello que has juzgado en ti

por carecer de fuerza y virtud, yo también lo juzgué. Pero yo nunca

habría conocido la fuerza de mi ser si no hubiera conocido mi

debilidad. Nunca habría amado la vida si no la hubiera visto

desprenderse de mí. Y nunca habría sido capaz de abrazaros a todos

vosotros si no hubiera despreciado la crueldad del hombre.

 

Cualquier cosa que hayas hecho, por vil o miserable que haya sido, la

hiciste simplemente con el fin de crear un aprendizaje para ti mismo.

Y a lo largo de ese aprendizaje te has dañado, dolido, entristecido,

y te has degradado a ti mismo y, sin embargo, te has elevado por

encima de ello, porque aquí estás ahora, dispuesto a conocer y

abrazar la belleza que tú eres.

 

Todo aquello en lo que sientas que has fallado o hecho algo malo,

deseo que observes lo siguiente:

 

Desde el momento de tu nacimiento, tú y tus amados hermanos

emprendisteis una gran aventura hacia el entendimiento emocional de

todo el pensamiento; pensamiento a pensamiento. Tu alma fue creada

para almacenar la emoción de cada pensamiento -cada dimensión de

Dios- que aceptaste a través del Dios o espíritu de tu ser. Cada

pensamiento que aceptaste y sentiste en tu alma, pero que aún tengas

que entender completamente, tu alma te presionará a experimentarlo.

¿Para qué? Para obtener el entendimiento emocional completo de todos

los aspectos de ese pensamiento, visto sólo a través de la virtud de

la experiencia, que es la virtud llamada vida.

 

Has sido impulsado a lo largo de la eternidad a evolucionar y a

extender la vida hasta la creatividad, y a experimentar cada

manifestación de esa creatividad, desde el pensamiento hasta la luz,

hasta la materia, hasta la forma y otra vez de vuelta hasta el

pensamiento; desde el amor y la alegría, hasta la envidia, el odio y

la tristeza, y de nuevo a la alegría. Tu alma te ha impulsado de

experiencia en experiencia, de aventura en aventura, para poder

realizarse a sí misma con el entendimiento completo de cada forma de

pensamiento -cada actitud, cada emoción- para que así puedas conocer

y entender la totalidad del pensamiento, que es la totalidad de Dios,

la totalidad del Yo.

 

Tu alma anhela todo aquello que no ha experimentado. Cuando tu alma

anhela una experiencia, ello significa que necesita información

emocional sobre esa experiencia. Por eso, tu alma creará un

sentimiento -llamado deseo- que cautiva la totalidad de tu ser y te

impulsa hacia una aventura, una experiencia. Entonces, cuando la

experiencia ha terminado y las emociones se calman, has obtenido,

gracias a esa experiencia, un tesoro mucho más valioso que todo el

oro de este plano, te ha hecho avanzar hasta la sabiduría; lo cual

indica que tu alma dice que ya nunca más tendrás que experimentar

eso otra vez, pues has adquirido todo el entendimiento de ello.

Entonces, tu alma perseguirá otro anhelo, y serás impulsado a hacer

otras cosas, porque lo necesitas, lo quieres, porque el fuego dentro

de ti te impulsa a experimentar toda la vida.

 

Ahora, ¿piensas que alguna vez te aventuraste a experimentar algo

sabiendo que te haría daño o que ibas a fracasar? No. Siempre te has

embarcado en cada aventura con gran curiosidad, interés y placer. Y

aunque al principio el resultado era un tanto incierto, la emprendiste

simplemente porque nunca lo habías hecho antes. La experiencia era

nueva y excitante y querías aprender de ella. Y aunque la aventura

pudo causar dolor, eso te ayudó a comprender la emoción llamada

«dolor», lo que aumentó tu entendimiento de la vida. Así pues, esa

experiencia tuvo un propósito en tu vida. Luego te embarcaste en la

siguiente aventura que tu alma te impulsó a experimentar, para vivir

otra aventura en la emoción y el entendimiento. Y eso te proporcionó

más felicidad y realización en tu alma.

 

Cada cosa que haces, en el preciso instante en que la estás

realizando, sabes en tu alma que la experiencia es buena para ti. Es

sólo después de haber experimentado la aventura, y que los

sentimientos derivados de ella se han transformado en sabiduría,

cuando averiguas que quizás lo hubieras podido hacer mejor o de otra

forma. Pero nunca habrías sabido que había un mejor camino si no te

hubieras embarcado primero en la experiencia y obtenido de ella la

joya de la sabiduría. ¿Y debe alguien ser juzgado por eso? No,

porque eso se llama inocencia, y también educación.

 

El fracaso es una realidad sólo para aquellos que creen en él. Pero

nadie realmente fracasa en la vida. Jamás. A pesar de cada cosa que

hayas hecho, ya sea miserable, despreciable o a escondidas -que

realmente no lo es-, sigues vivo, y eso es algo milagroso. Fracasar

significaría detenerse, sin embargo, nada puede parar, porque la vida

es siempre continua; avanza a cada momento. Por eso, nunca puedes

permanecer estancado o retroceder en la vida, ya que cada momento de

la expansión continua de la vida siempre trae más y mayor

entendimiento.

 

Tú nunca has fracasado. Siempre has aprendido. ¿Cómo podrías

saber lo que es la felicidad si nunca has sido infeliz? ¿Cómo sabes

cuál es tu meta sino una vez que la alcanzaste y te diste cuenta de

que era de un color diferente del que habías imaginado?

 

Tú nunca has cometido ningún error. Jamás. Nunca has hecho nada

malo. De qué te sientes culpable? Todas tus equivocaciones, tus

fracasos y tus errores son lo que se llama, apropiadamente, «pasos

hacia Dios», paso a paso. Y sólo has llegado a saber todo lo que

ahora sabes a través de haber dado todos los pasos.

 

Nunca te sientas culpable de aprender. Nunca te sientas culpable de

saber. Eso se llama iluminación. Debes entender que has hecho lo que

necesitabas hacer; todo fue necesario. Y tomaste todas las decisiones

acertadas, todas. Tú vivirás mañana y también el bendito día que

le seguirá, y todos los siguientes. Y lo que descubrirás en esos

días es que sabes más de lo que sabes hoy. Sin embargo, el día de

hoy no es un error; te guiará hasta la eternidad.

 

Tú tienes la opción de crear tu sueño de cualquier manera que

elijas. Pero como quiera que lo crees, para tu propio entendimiento

emocional, estás añadiendo algo a la totalidad de la conciencia en

todas partes; nunca le quitas, nunca puedes quitarle. Cada aventura

que emprendes felizmente añade algo al fervor e intensidad de la

vida. Cada pensamiento que abrazas, cada ilusión que experimentas,

cada descubrimiento que haces, cada cosa vil y miserable que haces

amplía tu entendimiento, que a su vez alimenta y amplía la

consciencia de toda la humanidad y expande la mente de Dios.

 

Si piensas que has fracasado en la vida o hecho algo equivocado,

disminuyes tu capacidad de percibir tu propia grandeza interna y

externa, y tu importancia para la totalidad de la vida. Nunca desees

suprimir nada de tu pasado -ni una sola cosa- porque la ficción de

todas tus experiencias, sublimes o desgraciadas, ha producido dentro

de tu alma las magníficas y hermosas perlas de la sabiduría. Esto

quiere decir que ya nunca tienes que volver a soñar esos sueños, ni

crear esos juegos, o experimentar esas experiencias, pues ya las has

experimentado y sabes lo que se siente, tienes en tu alma su

información; se llama sentimientos, el tesoro más auténtico de la

vida.

 

Yo estoy aquí para decirte que se te ama incluso más allá de lo

que entiendes que es el amor, pues siempre se te ha visto como un Dios

que lucha por entenderse a sí mismo. Y de cada experiencia de todas

tus vidas, has adquirido conocimiento, sabiduría; has dado algo al

mundo, has añadido algo a la virtud de la vida que se despliega.

 

Tu vida ha sido un maravilloso espectáculo del fuego que vive dentro

de ti. Debería ser contemplada con reverencia, santidad y divinidad.

Porque sin importar lo que hagas, siempre eres Dios. Sin importar la

máscara que lleves, eres Dios. No importa qué tipo de relación

estés experimentando, sigues siendo Dios.

 

Tú eres merecedor de las aventuras de esta vida, de cada una de

ellas. Y más aún, eres merecedor de las espléndidas aventuras que

todavía te esperan. Pero nunca te convertirás en el Yo Soy ni

entrarás por las puertas de la eternidad hasta que te des cuenta de

que todo lo que has hecho, lo has hecho simplemente para adquirir la

comprensión del Dios que eres, que se demuestra aquí y ahora por la

virtud de todas tus experiencias sobre la plataforma llamada vida.

 

Así que tú, que llevas un abrumador bagaje de cargas sobre tus

espaldas, si eso te hace feliz, que así sea. Pero si has aprendido

todo lo que se puede aprender de ellas y estás cansado de ellas,

deshazte de ellas. ¿Cómo? Amándolas, abrazándolas y

permitiéndoles vivir en tu ser. Cuando hayas hecho eso, no te

retendrán nunca más. Y a partir de ahí, la maravilla de la vida

puede verse con ojos claros, el amor puede sentirse sin juzgarlo, y la

alegría de ser se convierte en el poder del saber interior ilimitado.

 

Abraza tu vida. Sabe que eres divino y que la fuerza de tu ser está

ahí gracias a todo lo que has hecho. Termina con la culpabilidad.

Termina con la farsa de la pena por uno mismo. Deja de poner cargas

sobre ti mismo. Deja de echarle la culpa a los demás. Toma las

riendas. Te pertenece.

 

Ahora, ¿qué ocurre cuando has abrazado todo lo que has juzgado,

amado todo lo que has despreciado, vivido todas tus ilusiones y

perseguido todos tus sueños? Puedes mirar a otros que están

experimentando estas mismas cosas para su aprendizaje, y puedes

entenderlos y sentir compasión por ellos. Entonces, puedes amarlos

como el Padre te ama y permitirles la virtud de las experiencias de

sus propias vidas. Entonces te conviertes en lo que tú llamas un

santo.

 

¿Cómo crees que llegas a ser un santo? Ciertamente no

absteniéndote de la vida, ni escondiéndote en una cueva o un templo

quemando incienso, o sentándote en lo alto de una montaña

contemplando Dios sabe qué. Te conviertes en santo sólo viviendo la

vida -que es el Padre- y experimentándola hasta sus límites, para

que la virtud de la sabiduría culmine en una entidad capaz de abrazar

la totalidad de la humanidad y amarla.

 

La única manera de conocer y convertirse en Dios es vivir y abrazar

la vida plenamente, experimentar todas las situaciones, sentir todas

las emociones, realizar cada acto, sea sublime o miserable, para que

tu alma posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí.

 

Nunca sabes lo que sufre el rey hasta que eres un rey. Y el rey nunca

conoce la humildad de su sirviente hasta que se convierte en un

sirviente. Y la mujer piadosa no conoce la miseria de la concubina

hasta que se convierte en ella. Y la concubina no conoce el juicio de

la mujer casta hasta que lo es.

 

Por eso, el camino hacia una vida virtuosa lo abarca todo. Incluye

cada personaje, cada situación ilusoria creada dentro de la

conciencia del hombre. Por eso, las entidades más nobles y más

sabias han vivido cada situación creada por las aventuras de la

humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el

granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado,

el padre y el hijo.

 

Ves, sólo condenas en los demás lo que no puedes aceptar en ti

mismo. Si has vivido todas las situaciones y encontrado paz en ellas,

entonces es fácil entender a otros y permitirles ser, sin juzgarlos,

porque tú has sido ellos, y sabes que si los juzgas a ellos te estás

juzgando a ti mismo. Entonces adquieres la virtud de la verdadera

compasión, y las profundidades del amor existirán dentro de tu alma.

Entonces serás, en verdad, un Cristo, porque entiendes, amas y

perdonas a tus amados hermanos en sus limitaciones.

 

Amar al Padre en su totalidad, ser su totalidad, es amar todo lo que

él es.

 

Y esos amados hermanos a tu alrededor son todo lo que él es. No

importa cuál sea su aspecto, ellos son Dios en su realidad así como

tú lo eres en la tuya. Y cuando hayas vivido toda su gloria, todas

sus luchas, toda su tristeza y toda su alegría, entonces puedes

abrazar a Dios visto en toda la gente. Entonces puedes amarlos. Eso no

quiere decir que debas predicarles o socorrerlos. Simplemente déjalos

ser y permíteles evolucionar de acuerdo con sus propias necesidades y

designios. Hay aquellos cuyo destino es ser señores de la guerra,

sacerdotes o gente en el mercado, porque eso es lo que necesitan y

quieren hacer. ¿Quién eres tú para quitarles eso?

 

Cada uno en este mundo -ya sea un hambriento, un lisiado, un granjero

o un rey- ha elegido su experiencia con el propósito de aprender de

ella. Sólo cuando haya aprendido de ella y esté satisfecho con ella,

pasará a otra experiencia, que le brindará una comprensión aún

mayor de su Yo más profundo.

 

Cuando te conviertes en un maestro, puedes caminar entre el lodo y

las tinieblas de la consciencia limitada y conservar tu totalidad,

porque entiendes a las grandes masas y el por qué de su manera de

ser, pues una vez tú fuiste así. Les permitirás la libertad de ser

limitados y eso es amor verdadero porque sabes que esa es la única

manera como pueden aprender a tener un entendimiento ilimitado y a

amarse unos a otros, lo cual es, de hecho, amarse a sí mismos

totalmente. Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre -sin

importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y

verás a Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a

Dios en cada uno. Entonces amas como el Padre ama; ves lo que él ve,

no sólo en ti, sino en todos los demás. Cuando puedes mirar a todos

y ver la belleza que son, estás en el camino que asciende de este

plano hasta un espacio más amplio donde existen muchas moradas. Pero

las puertas están cerradas para aquél que no puede aceptarse

plenamente a sí mismo y al Dios que vive en toda la vida a su

alrededor.

 

Cuando sitúes a la gente en el lugar donde pertenecen, en su

Dios-fuente, sabiendo que sin importar lo que hagan, están viviendo

para el Dios dentro de sí mismos -así como tú vives para el Dios

dentro de ti- entonces puedes aprender a amar a toda la gente.

Cualquiera que sea su expresión, ahora puedes, por primera vez en tu

existencia, amarlos verdaderamente, pues tu amor no está gobernado o

restringido por el juicio. Y así es en verdad, como es un Cristo -el

hombre que vive como Dios- dentro de su ser.

 

¿Cuál es tu camino en la vida? Seguir siempre tus sentimientos,

escuchar a los sentimientos de tu alma y lanzarte a vivir las

aventuras que tu alma te impulse a experimentar. Tu alma, si la

escuchas, te dirá lo que necesitas experimentar. Si te sientes

aburrido o no tienes deseo de hacer algo, ello significa que ya lo has

experimentado, que has adquirido la sabiduría de esa aventura. Pero

si quieres hacer algo, esa urgencia dentro de tu alma significa que

debes vivir la experiencia y su virtud. Si te abstienes de ella, sólo

estás posponiendo la experiencia hasta otro momento y otra

existencia.

 

Vive la verdad de lo que sientas dentro y ama a quien está

sintiéndolo. Entiende que el sentimiento debe ser expresado y

satisfecho. Cuando quieras hacer algo, sin importar lo que sea, no es

sabio ir en contra de ese sentimiento, pues hay una experiencia

esperándote y una gran aventura que hará tu vida más dulce. Si

escuchas a tus sentimientos, siempre estarás haciendo lo más

apropiado para la evolución de tu hermoso ser hacia la sabiduría

profunda. Es cuando vas en contra de tus sentimientos cuando sufres la

enfermedad, la neurosis y la desesperación.

 

Sigue a tu corazón, a tus sueños, a tus deseos. Haz lo que tu alma

te pida que hagas, no importa lo que sea, y hazlo hasta el final;

entonces continuarás con otra aventura. Nunca serás juzgado a menos

que aceptes los juicios de aquellos a tu alrededor. Y si aceptas su

juicio, es únicamente tu voluntad hacer eso por la experiencia.

 

Llegará un momento, en esta vida o en las próximas, en el que

habrás alcanzado ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto

o aquello, sino simplemente «ser». Nunca más maldecirás o

juzgarás a la prostituta, al ladrón, al asesino o al país que está

en guerra. Habrás vivido todas esas cosas y sabrás lo que se siente

al serlas. Estarás tan completo con las experiencias de este plano,

que ya no habrá nada que te arrastre otra vez aquí para

experimentar. Entonces partirás hacia nuevas aventuras en planos

superiores de existencia.

 

Cuando contemples lo que te acabo de decir, percibirás y entenderás

un valor en ti mismo que es la demostración intencional del Dios

poderoso, el fuego y la vida que tú eres. También entenderás que

cualquier dirección que tomes en la vida, ese va a ser el camino

hacia tu iluminación. Y por cada aventura a lo largo del camino,

obtendrás una percepción mayor del misterio que eres. Llegarás a

amar lo que eres, a acariciarlo y a pulirlo, hasta que la luz de tu

ser pueda competir con la gran Luz del firmamento y la paz de tu ser

pueda competir con la medianoche, cuando todo está tranquilo en la

Tierra. Nunca más te negarás a ti mismo. Nunca alterarás lo que

eres, ni juzgarás lo que eres. Permitirás aquello que has de ser.

 

Cuando amas lo que eres, puedes decir con gracia, dignidad y poder

humilde: «Amo al Padre inmensamente, porque el Padre y yo somos uno.

Y amo lo que soy inmensamente, porque el Yo Soy que yo soy es la

esencia de todo lo que es». Entonces estás en armonía con el flujo

de la vida. Eres un maestro que camina sobre este plano. Eres el

Cristo resucitado, el Cristo que ha despertado. Eres una luz para el

mundo. Sin embargo, no podrás convertirte en eso hasta que ames y

abraces todo lo que has hecho y te des cuenta de que todo fue por el

bien de tu vida, porque ello te ha transformado en la magnífica

entidad que eres en este día.

 

Te he dado una gran enseñanza y lo he hecho de forma grandiosa, pues

te libera del karma, del pecado, del juicio y el castigo. Porque el

Padre es amor. Y el Padre carece de juicios, no es ni bueno ni malo,

positivo o negativo. El Padre es simplemente el Ser que es. Y ese Ser

abarca a toda la gente, todos los actos, todos los pensamientos y

todas las emociones; todas las cosas. Si el Padre pudiera juzgarte,

ciertamente se estaría juzgando a sí mismo, pues tú y él son uno

mismo.

 

Así que el amor de Dios llamado vida, siempre te ha sido dado. A

pesar de todas tus experiencias miserables, el sol aún sale y baila

en los cielos. Las estaciones aún vienen y van. Las aves silvestres

aún vuelan hacia el cielo del norte. Y el pájaro nocturno aún grita

en la noche mientras tú cierras los postigos de tu habitación. Es en

la continuidad de todas estas cosas donde, si miras, te darás cuenta

del perdón y la eternidad que la vida siempre te ha concedido.

 

Deja esta audiencia con un corazón alegre y lleno de amor, porque

tus cargas han dejado de serlo, tu redención es segura. Sabe que Dios

te ama y siempre lo ha hecho. Sabe que no eres ni malvado ni bueno.

Sabe que no eres ni perfecto ni imperfecto; que simplemente eres.

Cuenta con el Padre en tu vida, porque él siempre ha estado ahí. Y

cuando contemples el amor piensa en mi... y el viento surgirá de la

nada.

 

Ramtha. 

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